La noticia saltaba sin que a algunos nos extrañase, "La Sala Segunda del Tribunal Supremo abre una causa especial contra el diputado de Podemos en el Congreso Juan Antonio Delgado Ramos, ex miembro de la Guardia Civil".
Si buscásemos un personaje que nos explicara, de forma clara y concisa, cristalina, que es la hipocresía, que es, como es, como se maneja en el día a día un hipócrita, muchos guardias civiles, de los de verdad, de los que actúan cuando deben, de los que acuden cuando se les solicita, cuando se les necesita, de los que saben cuáles son sus obligaciones, de los que mantienen los principios y valores que son seña de identidad del Cuerpo, pensarían en un personaje en concreto, Juan Antonio Delgado.
Alguien que ha hecho del fingimiento de cualidades que no tiene, de sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene, su forma de ser.
Un guardia civil, mantiene su neutralidad política SIEMPRE, en cualquier ocasión y no sólo durante el servicio.
Resulta curioso, ver a alguien para reivindicarse dentro de la política, manifestar públicamente que es guardia civil, y es curioso ver a “ese” alguien anteponer una condición que nunca tuvo por encima de la que tiene.
Es la cualidad del hipócrita, es su cualidad y es su condición, es la seña de identidad del que vive de la falsedad, es el retrato de Delgado, el diputado de Podemos que manifiesta públicamente que es guardia civil, sin haber querido serlo nunca, es el comportamiento de quien, al decir que es guardia civil, quiere atribuirse unas cualidades, que no le corresponden. La condición del político se ha devaluado mucho últimamente, y algunos necesitan atribuirse valores morales y éticos que no poseen.
Molesta a los guardias civiles, incluidos a los de su antigua asociación, que afirme que lo es, y molesta, porque más allá de los fines que cada asociación, de las ideas que cada guardia civil tenga o desee para el futuro del Cuerpo, un guardia civil tiene por encima de todo valores y principios, que evidentemente no se ajustan al comportamiento de Juan Antonio Delgado.
Habla Delgado de la Guardia Civil y la odia, pero en realidad envidia a quien se siente feliz siendo guardia civil. Desconoce, que al intentar dañar, criticando a la Guardia Civil hace más fuerte a la Institución, desconoce que, conociendo su currículo político, criticando actuaciones de sus antiguos compañeros, apoyando a extremistas y radicales, dando la espalda a las reivindicaciones y a los problemas reales de los agentes, hace que veamos a los verdaderos guardias civiles más importantes y más valiosos para la sociedad, que un político.
Delgado llegó a la política, según el manifestaba, para llevar al propio Congreso, las reivindicaciones y las demandas de los guardias civiles, pero eso se ha demostrado falso, ya que en realidad Delgado, no es otra cosa que un maniquí para Podemos, atendiendo a su etimología flamenca (manneken, significa ”hombre pequeño”), un hombre pequeño, de actitud y de mente, un personaje mediocre, que nunca destacó como guardia civil y que pasa desapercibido como político, alguien de quien exhibir específicamente su condición para atacar a la Guardia Civil, una figura movible que colocar en diversas actitudes y situaciones, recordemos las fotos del ínclito en el Congreso cuestionando la actuación de los guardias civiles en El Tarajal, Alsasua o Cataluña, o portando un cartel apoyando a un agresor condenado, recordemos el paso de “El Cónsul”, como le llamaban los propios funcionarios (cosas peores le llamaban), por la DGT, aún alguno se pregunta qué tipo de asesoramiento llegó a dar, y donde fue “colocado”, como lo que es, un manneken, tan sólo para que pudiese tener al día, al entonces vicepresidente Iglesias, de cuanto aconteciese en las entrañas del departamento de Grande-Marlaska, en Juan Antonio Delgado no buscaban lealtad, ni principios, no buscaban un buen orador, buscaban un político florero, un maniquí, tan sólo eso.
En realidad solo podría encajar donde está, ahora con más motivo, ya que la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha abierto una causa especial contra él, un diputado más de Podemos que puede acabar frente al Tribunal Supremo.
Juan Antonio Delgado en estado puro, haciendo méritos.
Qué razón tenía Nietzsche cuando decía que “Hay almas esclavizadas que agradecen tanto los favores recibidos que se estrangulan con la cuerda de la gratitud” o cuando mantenía que “La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres”.
Antonio Mancera Cárdenas
Guardia Civil retirado por accidente en acto de servicio