El 5 de octubre de 1844, apenas unos meses después de su creación, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada y fundador de la Guardia Civil, dicta una circular sobre los principios de la educación y decoro que han de guiar a sus miembros.
A través de esta circular impartía una serie de instrucciones dirigidas a la educación de los miembros del Cuerpo, previniendo a los superiores que por medio de la fuerza moral inculcaran a sus subordinados la constante observancia y respeto para guardar el mayor decoro tanto en los actos de servicio como en los particulares o familiares y la corrección en el vestuario, así como la esmerada seriedad y compostura, advirtiéndose que en caso de incumplimiento, estos nunca serían reconvenidos y mucho menos castigados en público, debiendo todas las correcciones ser reservadas para dar el mayor lustre al Cuerpo.
No cabe duda de que Ahumada se ocupó desde el inicio en armar moralmente a los integrantes del Cuerpo, consciente de la importancia que tenía para su imagen el correcto comportamiento individual de sus integrantes y un año después de la creación de esta Institución, mediante una Real Orden aprobada el 20 de diciembre de 1845, la Cartilla del Guardia Civil no sólo vertebró la organización del Cuerpo, junto a una ingente producción de circulares, órdenes e instrucciones, sino que conformó un auténtico modelo y marcó las relaciones con la sociedad. Buena parte de ese desarrollo normativo estaba dedicado a plasmar los principios, valores y virtudes de los miembros de la Guardia Civil, estableciendo un alto nivel moral, además de regular aspectos de mera urbanidad, relación social y humana de los integrantes de la Institución con la sociedad civil, autoridades e instituciones.
En la actualidad, principios y valores castrenses informan y hasta presiden buena parte de las pautas de comportamiento personal y profesional que se requiere a los miembros de la Guardia Civil. La disciplina, jerarquía y neutralidad, entre otros, vienen a completar un extenso rango de competencias, cualidades y valores que han definido el modelo profesional de los miembros del Cuerpo, con amparo normativo en las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, aprobadas por Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero, y que refuerzan y ayudan a afianzar la búsqueda de la excelencia en el desarrollo de la función policial.
La Ley 29/2014, de 28 de noviembre, de Régimen del Personal de la Guardia Civil, establece que los miembros del Cuerpo han de actuar con arreglo a los principios establecidos en la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, y en la Ley Orgánica 11/2007, de 22 de octubre, reguladora de los derechos y deberes del personal de la Guardia Civil, estableciendo que la conducta de los hombres y mujeres de la Guardia Civil han de regirse por una serie de reglas esenciales de comportamiento que serán desarrolladas reglamentariamente, teniendo en cuenta las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas y el Código de Conducta de los empleados públicos.
A tal efecto y para mantener aún vivo ese espíritu en una sociedad global, diversa y cambiante como la actual, en materia de desarrollo, recientemente ha sido aprobado el Real Decreto 176/2022, de 4 de marzo, por el que se aprueba el Código de Conducta del personal de la Guardia Civil, un código ético que persigue recoger los valores, principios y normas de comportamiento de sus miembros y que trata de fortalecer la confianza de la ciudadanía en el Cuerpo, donde el nivel ético y moral de sus profesionales es un pilar fundamental sobre el que erigir una Institución solvente dedicada, por mandato constitucional, a garantizar la seguridad ciudadana y proteger el ejercicio de los derechos y libertades.