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Los hombres y mujeres que conforman la Guardia Civil celebran el día de su patrona con entusiasmocon sentimiento y orgullo. Porque no se trata solo de un acto más en el que se cantan himnos y se ensalzan banderas, es el día en que se acuerdan de los que han dado la vida por servir a los ciudadanos de este país.

Compañeros, hermanos que entregaron su sangre por un juramento. La cartilla del Duque de Ahumada sigue muy vigente en los corazones verdes 181 años después de su redacción. No hablamos solo de honor sino de firmeza ante los malhechores. Yeso, en una época en que la frontera sur de Europa está a punto de alcanzar los 212 grados fahrenheit, es para tenerlo en cuenta.

La Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz celebró ayer la festividad de su patrona con un acto solemne presidido por el teniente general Manuel Navarrete y la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores.

El patio de armas acogió un acto cargado de simbolismo y emoción, que reunió a las principales autoridades civiles y militares de la provincia y sirvió también para rendir homenaje a los caídos. La ceremonia se desarrolló con la precisión habitual del protocolo militar. La banda del Tercio de la Armada abrió el acto con el himno de España, mientras el piquete de honores formaba ante el banderín de la Comandancia. Posteriormente, el teniente general y el coronel jefe Luis Martín Velasco pasaron revista a la formación, integrada por representantes de las distintas especialidades del cuerpo.

Uno de los momentos más destacados fue la imposición de condecoraciones a agentes y civiles. La subdelegada del Gobierno, junto al presidente de la Audiencia Provincial, Manuel Estrella; el fiscal jefe, Ángel Núñez, y mandos de la Benemérita, participaron en la entrega de distinciones.

En su intervención, Blanca Flores destacó que la Guardia Civil “es el ejemplo del trabajo bien hecho”, recordando los 181 años de servicio del cuerpo y su “labor llena de entrega y valores”. Tuvo palabras de recuerdo para el agente Carlos Francisco Vellido, fallecido en acto de servicio el pasado junio tras ser atropellado, y agradeció “la responsabilidad que los guardias civiles asumen ante tantas adversidades”.

La subdelegada subrayó que se trataba de “una jornada festiva, de celebración y convivencia”, aunque aprovechó para poner en valor los resultados de la labor del cuerpo: “La Guardia Civil ha situado a España entre los países más seguros del mundo, y la provincia de Cádiz está por debajo de la media nacional en los índices de criminalidad”.

Flores repasó también los principales servicios prestados por los agentes en la provincia, desde El Rocío o las ferias locales hasta actuaciones en inundaciones, incendios o apagones. Destacó especialmente la lucha contra el narcotráfico, recordando una operación desarrollada en la Sierra con 200 agentes y más de un año de investigación, y trasladó su “gratitud eterna por este servicio”.

La representante del Gobierno agradeció la coordinación del cuerpo con otros servicios y cuerpos de seguridad, y subrayó las inversiones en el Campo de Gibraltar para reforzar la lucha contra el tráfico de drogas, modernizar infraestructuras y aumentar los efectivos. Cerró su intervención afirmando que la Guardia Civil es “la personificación del esfuerzo y del trabajo bien hecho”, recordando el lema de la institución: “El honor es mi principal divisa”.

Por su parte, el coronel Luis Martín agradeció la colaboración de jueces, fiscales, Fuerzas Armadas, Policía y autoridades civiles, y definió la ceremonia como “un acto sencillo, humilde y sentido”. “Recordamos a los que ya no están. La Guardia Civil no es solo una institución, sino una familia que se hereda. Es una vocación que no se enseña, se vive”, afirmó.

El coronel elogió la trayectoria del teniente general Navarrete, al que calificó de “referente y ejemplo de lealtad” por su papel en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Recordó, además, que “nos ha tocado vivir un año de desafíos, incendios, huelgas y actuaciones contra el narcotráfico”, y mencionó al agente Manuel Cabrera, condecorado por su labor durante la Dana de Valencia. “Estas actuaciones dan sentido a lo que hacemos”, afirmó, antes de dedicar un recuerdo a “los que dieron su vida en acto de servicio, una muerte anónima que no cae en el olvido”.

Martín tuvo también un gesto especial con Alberto, joven con Síndrome de Down que realiza prácticas en la Comandancia, ejemplo —dijo— “de inclusión y compromiso compartido”.

El acto concluyó con el homenaje a los caídos, en el que dos guardias depositaron una corona de laurel a los pies de la bandera de España al son de La muerte no es el final. La banda del Tercio de la Armada interpretó a continuación la marcha Ganando Barlovento, antes del cierre con los himnos de la Guardia Civil y de España.

El coronel despidió el acto con un rotundo “¡Viva España, viva el Rey y viva la Guardia Civil!”, poniendo fin a una ceremonia solemne y emotiva que volvió a subrayar el compromiso, la entrega y la vocación de servicio del cuerpo benemérito.