Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en el "DIARIO DE CADIZ" del 11 de octubre de 1998, págs. 12-13. El original está ilustrado con cuatro fotografías en blanco y negro.
Cádiz vivió los sucesos de 1898 de una forma muy intensa. Sus muelles despidieron a las últimas tropas que marcharon al combate y recibieron meses más tarde a los primeros repatriados.
Fue un año que marcó profundamente a la Sociedad de entonces y abrió nuevos rumbos a sus Instituciones. Pero el año del "Desastre" no fue sólo el final de muchas cosas, sino el principio de bastantes más.
Introducción.
La Guardia Civil no sería ajena a ello y experimentaría también una importante evolución. Ha transcurrido ya un siglo, ¡cien años!, y cuando uno lee y se repasa los legajos y documentos oficiales y particulares de los protagonistas de aquella época no puede evitar una cierta emoción al descubrir y rememorar esos lejanos días.
La Guardia Civil de Cádiz y quienes estuvieron a su frente en 1898, tienen por derecho propio su correspondiente página en la Historia.
La creación del 18º Tercio de Cádiz.
La Benemérita gaditana comenzó el año con una plantilla de 394 Guardias Civiles (1 teniente coronel, 1 comandante, 5 capitanes, 8 primeros tenientes, 4 segundos tenientes, 15 sargentos, 47 cabos, 9 cornetas y trompetas, 31 guardias de 1ª y 273 guardias de 2ª).
Estaban encuadrados en la Plana Mayor de la Comandancia, en tres compañías de infantería (San Fernando, Algeciras y Villamartín), mandadas respectivamente por los capitanes IDELFONSO MARTÍNEZ VERDEJO, PROCESO CARRETERO GÓMEZ Y BONIFACIO GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ, así como en un escuadrón de caballería mandado por el de igual empleo DIONISIO URIETA MORALES.
Anteriormente la compañía de San Fernando había estado ubicada en Chiclana de la Frontera y el escuadrón en El Puerto de Santa María.
A su frente estaba el Teniente Coronel JOSÉ LUIS GAY GONZÁLEZ, natural de El Puerto de Santa María y quien con el paso de los años alcanzaría merecidamente el generalato, fijando al retirarse su domicilio en el nº 1 de la calle San Pedro y posteriormente en el 14 de la Plaza de la Constitución de esta capital, hasta su fallecimiento, el 21 de diciembre de 1929.
En 1857, con 15 años había ingresado en el Ejército como cadete de infantería. Tras estar destinado en Navarra y Madrid, embarcaría en el puerto de Cádiz el 13 de octubre de 1859 en la fragata "Cervantes" con rumbo a Filipinas. Había sido destinado al Regimiento del Príncipe nº 6 con guarnición en Manila al que se incorporaría tras casi 7 meses de navegación.
Durante los seis años siguientes, prestaría servicio como teniente en aquellas islas, por lo que no es difícil imaginar que no permanecería ajeno en el pensamiento y sobre todo en el corazón respecto a los sucesos que se desarrollaron en 1898.
A los dos años de su regreso a la Península y tras alcanzar el grado de Capitán por méritos de guerra, ingresaría en la Guardia Civil. Tras diversos destinos y empleos en diferentes provincias, sería destinado el 16 de junio de 1893 para mandar la Comandancia de Cádiz.
En su hoja de servicios, le constan numerosas felicitaciones por la captura de varias partidas de bandoleros que habían perpetrado sus crímenes en las localidades de Cádiz, Arcos de la Frontera, Setenil, Benaocaz y Alcalá de los Gazules entre otras, llegando incluso a ser condecorado por ello con la cruz del mérito militar de 2ª clase con distintivo blanco.
Por una real orden de 4 de julio de 1898, ascendería al empleo de Coronel y tan sólo dos días después, es destinado a mandar el recién creado 18º Tercio de la Guardia Civil de Cádiz.
Una real orden circular de 1 de julio de aquel año, dimanante de la Sección de Estado Mayor y Campaña del Ministerio de la Guerra había reorganizado el cuadro orgánico del Benemérito Instituto, como consecuencia de la creación de 3.461 plazas de clases y tropa, que se había aprobado para el año económico 1898-99.
Con ello la Guardia Civil alcanzaría una plantilla de 18.970 efectivos, sin contar con los destinados en Ultramar. Dicho aumento aprobado por las Cortes en 1897, vendría muy bien para ir amortizándolo con el personal repatriado posteriormente pues dadas las fuertes restricciones económicas que se sufrieron como consecuencia del esfuerzo realizado para evitar el "Desastre" no hubiese sido entonces posible cumplirlo.
En dicha disposición, se contemplaba la creación de dos nuevos Tercios: El 17º (Tarragona) y el 18º (Cádiz). Como consecuencia de ello, se modificaría por última vez la numeración de los de Ultramar; 19º, 20º y 21º los de Cuba; 22º el de Puerto Rico, y 23º, 24º y 25º los de Filipinas.
Aunque no es un hecho muy recordado y en el Centenario del "Desastre del 98" apenas se ha hablado de ello, hay que mencionar al menos que en la isla de Cuba había 4.722 Guardias Civiles destinados en las Comandancias de la Habana, Matanzas, Colón, Vuelta Abajo, Santa Clara, Remedios, Sagua, Cienfuegos, Santi-Spiritus, Puerto Príncipe, Santiago de Cuba y Holguín; 689 en las Comandancias de San Juan y Ponce ubicadas en Puerto Rico y por último 3.345 en Filipinas encuadrados en los Tercios de Manila, Mindanao y Nueva Ecija.
Escribieron innumerables páginas de honor y gloria que hoy día, cien años después, no han sido todavía insuficientemente investigadas ni reconocidas.
Tras la reorganización del Cuerpo, el 18º Tercio de Cádiz, quedaría conformado por las Comandancias provinciales de Cádiz y de Huelva. Hasta entonces la Comandancia de Cádiz, había estado encuadrada en el 4º Tercio de Sevilla.
La Comandancia gaditana, clasificada de 1ª categoría, seguiría manteniendo las 3 compañías y el escuadrón, pero aumentaría su plantilla en 51 hombres (2 sargentos, 7 cabos, 4 guardias de 1ª y 38 guardias de 2ª).
Aparte de ello, también se creó una Sección en la plaza de Ceuta dependiente de la Comandancia de Cádiz, análoga a lo que se había implantado dos años antes en Melilla y que dependía de la de Málaga.
Estaría compuesta por 35 hombres (1 primer teniente, 1 sargento, 2 cabos, 2 guardias de 1ª y 30 guardias de 2ª). Con su llegada se suprimió la Sección de Orden Público constituida por Fuerzas del Ejército.
Este primer paso, ya centenario, marcaría una profunda vinculación de la Benemérita gaditana con esa hermosa y españolísima Ciudad. De hecho cuando años después se crease el 28º Tercio de la Guardia Civil de Marruecos, su cabecera se fijaría curiosamente durante cierto periodo de tiempo en Jerez de la Frontera, y hoy día las Fuerzas del Subsector de Tráfico de Cádiz prestan periódicamente servicio en la Ciudad Autónoma de Ceuta.
También en la mencionada real orden, se disponía la creación de la Comandancia de Canarias, todavía no dividida y única provincia del territorio nacional que no contaba aún con la presencia de la Benemérita. La Comandancia de Cádiz prestaría importantes apoyos para facilitar a los nuevos destinados su embarque en nuestro puerto con destino al archipiélago.
El nuevo jefe de la Comandancia gaditana.
Como nuevo jefe de la Comandancia de Cádiz, sería nombrado el 6 de julio de 1898 el Teniente Coronel MANUEL DE LA BARRERA CARO Y FERNÁNDEZ, que con el paso del tiempo no sólo alcanzaría también el generalato, sino que llegaría a ser Director General de Seguridad, estando considerado por algunos historiadores, como quien puso los cimientos de la moderna policía española.
Natural de Lora del Río ingresaría en la milicia en 1871 como cadete de la Academia de Sevilla a los 17 años de edad. Su carrera militar estaría profundamente vinculada a Cuba y Puerto Rico, por lo que en este caso tampoco es difícil imaginar como viviría en su corazón el año del "Desastre".
El 10 de marzo de 1876 zarparía desde Cádiz en el vapor correo "Santander" llegando al puerto de La Habana veinte días más tarde. Durante los tres años siguientes acreditaría sobradamente su valor en los continuos combates que se sucederían contra los insurrectos siéndole otorgado en reconocimiento de tales hechos el grado de Capitán del Ejército y la cruz roja del mérito militar de 1ª clase.
Como consecuencia de una enfermedad cesaría en su destino y regresaría a la Península para pasar la convalecencia, llegando al puerto de Cádiz el 10 de mayo de 1879 en el vapor correo "Alfonso XII".
Una vez recuperado y tras diversos destinos en Madrid sería destinado el 30 de agosto de 1882 como Ayudante de Campo del Teniente General, MIGUEL DE LA VEGA INCLAN, Capitán General de la isla de Puerto Rico. El 10 de noviembre zarparía desde Cádiz en el vapor correo "Antonio López" llegando a San Juan de Puerto Rico trece días más tarde.
El 5 de febrero de 1884 pasaría destinado a petición propia a los Tercios de la Guardia Civil de Cuba. El 14 de marzo embarcaría abordo del vapor correo "Ciudad de Cataluña" llegando al puerto de la Habana cuatro días después.
Durante los seis años siguientes ocuparía diferentes destinos y sobre todo los de mando de diversos escuadrones de caballería del Benemérito Instituto en donde acreditaría una vez más su heroico valor.
Como hecho más distinguido de esa época se relata en su hoja de servicios el violento combate que sostuvo al frente de su escuadrón en la noche el 14 de junio de 1887 con una peligrosa partida de bandoleros, llegando a dar muerte personalmente al cabecilla de la misma FRANCISCO HERNANDEZ LOPEZ, alias "JUANJO ROMERO". Por tal motivo le fue concedida la cruz de 1ª clase del mérito militar con distintivo rojo.
En 1890 solicitó destino a la Península y tras serle concedido desembarcaría en Cádiz del vapor correo "Buenos Aires" el 17 de marzo.
Tras mandar durante tres años la Compañía de Marbella de la Comandancia de Málaga ascendería al empleo de comandante siendo destinado el 16 de enero de 1894 a la de Cádiz como 2º Jefe.
Sin embargo permanecería poco tiempo en nuestra ciudad ya que siete meses después pasaría nuevamente destinado a petición propia a los Tercios de Cuba. El 30 de octubre zarparía desde Cádiz a bordo del vapor correo "Buenos Aires" llegando a La Habana dos semanas después.
Durante los dos años siguientes dirigiría numerosas acciones en persecución del bandolerismo y de las partidas de insurrectos hasta que por orden del Teniente General VALERIANO WEILER Y NICOLAU, Capitán General de la isla de Cuba, sería nombrado el 21 de mayo de 1896 Jefe de Policía de la provincia de La Habana y en igual concepto en comisión de servicio en el Cuerpo Militar de Orden Público.
Durante los dieciséis meses que estaría en ese puesto realizaría brillantes y eficaces servicios acreditando una vez más su valor, sagacidad e inteligencia. En su impresionante hoja de servicios se dedican casi tres páginas para relatar aquellos que fueron acreedores de importantes felicitaciones o condecoraciones.
Entre ellos destacaremos la detención de varios anarquistas que habían colocado diversas bombas de dinamita en las cañerías del agua y del gas en la capital de La Habana y en el edificio de la propia Capitanía General de la isla; la captura de diferentes partidas de insurrectos ocupando grandes cantidades de explosivos que tenían preparados para emplearlos en la voladura de trenes y edificios de la ciudad, la aprehensión de multitud de armas, municiones, medicinas y todo género de pertrechos de guerra que se pasaban de contrabando a los rebeldes desde las propias líneas españolas llegando incluso a detener en una de esas veces a un teniente coronel del ejército como cabecilla de semejantes actos de traición así como la desarticulación de la asociación de los "Ñañigos", organización clandestina de insurrectos infiltrada entre la población civil de La Habana, deteniendo a varios centenares de sus integrantes que posteriormente serían deportados.
Como reconocimiento y recompensa de todo ello y otras muchas acciones más sería ascendido al empleo de teniente coronel y concedidas la Encomienda de Isabel la Católica, la cruz de 2ª clase del mérito militar con distintivo rojo pensionada y la cruz de 2ª clase del mérito militar con distintivo blanco también pensionada.
A finales de octubre de 1897 causaría baja en la guarnición de La Habana al haberle sido concedido el regreso a la Península. El 18 de noviembre llegaría al puerto de La Coruña en el vapor correo "Monserrat".
Comenzaría el año 1898 en situación de reemplazo en Sevilla pero al cabo de varias semanas trasladaría su residencia a Cádiz. Sin embargo el 25 de mayo es destinado a Teruel como Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil. Allí apenas permaneció un mes ya que el 6 de julio sería destinado para mandar la de Cádiz que había dejado vacante el ascenso del Teniente Coronel GAY.
Como Jefe de la Benemérita gaditana le tocaría la triste misión de recibir después de consumado el "Desastre" a los que habían sido sus superiores, compañeros y antiguos subordinados en la isla de Cuba.
Durante los últimos meses de 1898 y primeros de 1899 numerosos Guardias Civiles desembarcarían en los muelles del puerto de Cádiz tras dos semanas de navegación en vapores como el "María Cristina", el "Stugartt" o el "Lake Ontario".
La Benemérita rural de 1898.
Al margen de los sucesos de Ultramar, la Guardia Civil gaditana seguiría manteniendo el orden y la ley. La persecución de bandoleros, de prófugos de la justicia y desertores del Ejército y la Marina serían sus principales misiones. La desarticulación de "La Mano Negra", siniestra organización criminal y la revuelta anarquista de Jerez de la Frontera se habían producido tan sólo unos años antes.
Entre los oficiales destinados aquel año en la provincia de Cádiz estaban los primeros tenientes RAFAEL FALCES PAZOS (ascendido a capitán el 1 de julio), JOSE MARTIN MARTIN, FRANCISCO JIMENEZ TOPETE y RAMON ACEITUNO ROCAMONTE. El comandante 2º Jefe BERNARDO ARRANZ JOVE sería destinado a Málaga y en su lugar vendría JOSE MARIA PEREZ VILARINO.
Los asesinatos, secuestros, atracos y robos se sucedían periódicamente en diferentes localidades de toda la provincia que era protegida entonces por menos de cuatrocientos guardias civiles.
El año se despediría tal y como había comenzado: persiguiendo a los malhechores y enemigos del fisco. En la noche del 23 de diciembre de 1898 un vecino de Arcos de la Frontera llamado PEDRO SANCHEZ sufriría un importante robo de aves y reses.
El Cabo IGNACIO GUISADO PERO, Comandante del Puesto de Arcos, auxiliado por los Guardias FRANCISCO LUQUE ORDOÑEZ; ANTONIO MOLINA SANTIAGO y VICTORIANO DUQUE, tras muchas e incesantes pesquisas capturaría a sus autores.
El Teniente General ROMUALDO PALACIO Y GONZALEZ, Director General de la Guardia Civil desde el 30 de enero de 1892 hasta el 8 de febrero de 1899 dispondría que se les felicitara por ello en su nombre y así se hiciera constar en sus hojas de servicios.
Han pasado ya cien años y la Benemérita gaditana con diferentes hombres y nuevas mujeres sigue velando con el mismo espíritu de servicio y sacrificio por el orden y la ley.